Reducir y Controlar “Limpiamente” los Residuos
Naturalezas en peligro: Residuos, Contaminación, Medio Ambiente (Parte 2)
Los residuos, ya lo decíamos en otro lado, tanto sean de origen doméstico, agrícola o industrial, son uno de los problemas inevitables del siglo XXI. El aumento de la población mundial y su concentración en las ciudades, así como el desarrollo de los equipamientos industriales y de los bienes de consumo, están generando cantidades astronómicas de residuos: una media de más de 400 kilogramos por habitante y año en los países desarrollados, y en algunos casos más de 700 kilogramos. La gestión racional y la reducción de los residuos se han vuelto esenciales para proteger el medio ambiente y el futuro de las generaciones venideras.
Esta es la segunda parte sobre los residuos en general. La primera parte está en:
Residuos Cotidianos: Residuos Domésticos y Residuos económicos
Los residuos, ya sean de origen doméstico, agrícola o industrial, son uno de los problemas inevitables del siglo XXI. El aumento de la población mundial y su concentración en las ciudades, así como el desarrollo de los equipamientos industriales y de los
Hoy en día, la toma de conciencia colectiva sobre esta cuestión está dando lugar a tres niveles de compromiso, cada uno más o menos decisivo en las políticas y acciones nacionales. En primer lugar, los residuos, considerados como un “cadáver económico”, estaban destinados a ser enterrados en vertederos y después destruidos por incineración. Frente a las molestias y peligros que revelaban estas técnicas, muchos países introdujeron después la clasificación selectiva, que permitió una valorización parcial y una reducción significativa de los residuos, que siguen siendo un problema.
Por último, está surgiendo el nuevo concepto de “residuos como riqueza potencial”, con técnicas innovadoras para recuperar la energía contenida y la “materia prima secundaria” reciclada. Los países escandinavos, Alemania y Canadá han estado a la vanguardia de estas iniciativas, y la proporción de residuos finales – “residuos de residuos”- destinados al vertedero se ha reducido a menos del 10%, o incluso del 5%, en estas zonas pioneras. Puede interesar también la consulta de lo siguiente:
Reducir y Controlar “Limpiamente” los Residuos
Determinadas decisiones políticas, una voluntad nacional constantemente expresada y la educación en las escuelas y entre el público en general nos han convencido, a través de exitosas iniciativas prácticas sobre el terreno, de las ventajas de un tratamiento de los residuos respetuoso con el medio ambiente y con el entorno. Estas iniciativas ejemplares de una serie de países pioneros han amplificado rápidamente los efectos de la nueva legislación europea.
Una política europea decidida: legislación contra los vertederos
Las penosas imágenes de crudas acumulaciones de residuos contaminantes han conmocionado a la opinión pública y han hecho insoportable cualquier nuevo vertedero. El desorden visual impuesto al paisaje, el inoportuno vuelo de papeles y plásticos, los chillidos de gaviotas y cuervos, los olores nauseabundos de la descomposición incontrolada, el rezume de las aguas superficiales desnaturalizadas por diversos contaminantes, el riesgo de incendios forestales y el temido daño oculto a la capa freática son argumentos en contra de los vertederos. Una alergia unánime provoca la hostilidad general y alienta cualquier iniciativa de cierre.
En Europa, una legislación progresivamente restrictiva orienta y organiza una prevención ilustrada de los residuos, una gestión económica rentable y un tratamiento ecológico diversificado, donde el vertedero ya no es más que una zona de recepción regulada y limitada a los “residuos últimos”, los desechos de los desechos, los residuos que no pueden reciclarse en las condiciones técnicas y económicas actuales.
La directiva (marco) europea de 15 de julio de 1975, completada el 12 de diciembre de 1991, definió conceptos generales, una tipología de tipos de residuos y las principales formas de recogida. En la misma fecha, la primera ley fundamental francesa expresaba el mismo contenido.
La preocupación por la protección del medio ambiente en torno a los lugares de recogida y tratamiento de residuos se plasmó en directivas posteriores: prevención de la contaminación procedente de las instalaciones de incineración de residuos municipales (8 de junio de 1989), condiciones especiales para el tratamiento de residuos peligrosos (directiva de 12 de diciembre de 1991, completada en 1994).
En una línea similar, el 13 de julio de 1992 se transpuso a la legislación francesa una directiva europea sobre vertederos. Esta ley especifica los requisitos para la apertura de nuevos vertederos, refuerza el control de su funcionamiento y las condiciones para su clausura, y prevé el cierre de los antiguos vertederos para julio de 2002.
La directiva de 1992 expresa claramente la voluntad europea de eliminar los vertederos. Su principal objetivo es “prevenir o reducir la producción y la nocividad de los residuos” aumentando su valorización. A partir del primero de julio de 2002, los vertederos deberán reservarse exclusivamente a los “residuos últimos”, es decir, aquellos cuya valorización (material, orgánica, energética) sea imposible en las condiciones técnicas y económicas actuales.
Mi equipo y yo hemos escrito este artículo lo mejor que hemos podido, teniendo cuidado en dejar contenido que ya hemos tratado en otros artículos de esta revista. Si cree que hay algo esencial que no hemos cubierto, por favor, díganoslo. Le estaré, personalmente, agradecido. Si cree que merecemos que comparta este artículo, nos hace un gran favor; puede hacerlo aquí:
De hecho, los nuevos planes departamentales franceses (P.E.D.M.A., plan d'élimination des déchets ménagers et assimilés) prevén progresivamente proyectos de vertederos sólo para residuos últimos. Estos vertederos, denominados inicialmente centros técnicos de vertido (C.E.T.), se conocen ahora con el acrónimo C.S.D.U. de centres de stockage des déchets ultimes (centros de almacenamiento de residuos finales). Sin embargo, el rigor con el que se controla y se hace cumplir el contenido de estos planes depende en gran medida de la voluntad de los políticos locales, que varía de un departamento a otro.
Apoyo europeo a la recuperación de residuos
Esta clara voluntad de reducir los residuos antes de la recogida mixta tradicional se refleja en una amplia gama de métodos de recuperación: reutilización (cajas, palés, etc.), reciclaje de materiales (vidrio, papel, metal, plástico, etc.), reciclaje orgánico (compostaje, metanización) y reciclaje energético (calor, electricidad). Como resultado, los vertederos contaminantes están condenados a desaparecer.
He aquí algunas definiciones del tratamiento de residuos:
Recuperar los residuos significa sacarlos de su circuito tradicional de recogida y tratamiento. Por ejemplo, depositar botellas o periódicos en un contenedor especial en lugar de tirarlos a la basura. La recuperación, que implica la recogida selectiva o la clasificación, se sitúa antes de la valorización.
El reciclaje es la reintroducción directa de los residuos en el ciclo de producción del que proceden, en sustitución total o parcial de una nueva materia prima. Por ejemplo, coger botellas rotas, refundirlas y fabricar botellas nuevas.
La reutilización consiste en volver a emplear los residuos para un fin similar a aquel para el que se utilizaron por primera vez. En cierto modo, significa prolongar la vida del producto antes de que se convierta en residuo; es el caso, por ejemplo, de las botellas retornables, que se rellenan después de haber sido devueltas y limpiadas.
La reutilización implica utilizar los residuos para un fin distinto al de su uso original, o utilizar los residuos para fabricar un producto distinto al que los originó. Por ejemplo, utilizar neumáticos de coche para proteger los cascos de barcos o arrastreros o, tras su trituración fina, utilizarlos como capa protectora o relleno de vertederos.
La regeneración consiste en un proceso físico o químico que restaura las características de un residuo para que pueda utilizarse en sustitución de una nueva materia prima. Algunos ejemplos son los aceites y disolventes usados que, tras su purificación, se reutilizan en su función original.
En términos generales, la valorización consiste en “la reutilización, el reciclado o cualquier otra acción destinada a obtener materiales reutilizables o energía a partir de los residuos” (Ley de 13 de julio de 1992). Su objetivo es devolver a los residuos su valor comercial.
La valorización energética consiste en utilizar las calorías contenidas en los residuos quemándolos y recuperar la energía producida para calentar edificios o producir electricidad, por ejemplo. Es la explotación de la energía contenida en los residuos.
La directiva europea del 20 de diciembre de 1994 recomienda una tasa de valorización del 50 al 65% en peso para los residuos de envases. 100% en peso de los residuos de envases, con objetivos escalonados: reducción del 25% en 5 años, del 50% en 8 años y del 65% en 15 años. 100% en 15 años. La directiva del 26 de abril de 1999 añadió una reducción significativa del vertido de residuos biodegradables. En 2003, una nueva decisión exigió la organización de canales específicos de recogida y reciclaje de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.
Los objetivos claramente definidos son tanto económicos (extraer materiales reutilizables o energía perdida) como ecológicos (reducir la carga final degradante de los residuos).
Estas normativas generales deben transponerse a la legislación nacional de los países miembros. Los plazos para hacerlo varían según la voluntad y el progreso de la política medioambiental del país. Los países escandinavos y germánicos están a la vanguardia de este enfoque ecológico; los países del sur y del este van a la zaga; y Francia, inicialmente poco receptiva a los incentivos, avanza lentamente.
Liderazgo pionero de los países escandinavos y germánicos
Una comparación de varios países europeos muestra que los países germánicos, especialmente Austria y Suiza, y los escandinavos, sobre todo Suecia y Dinamarca, han optado por ahorrar recursos y proteger su medio ambiente. Esto es el resultado de un despertar previo de la conciencia ecológica, alimentado por una acción pública exitosa y amplificado por medidas nacionales decisivas.
En Dinamarca se ha desarrollado una sólida política de gestión selectiva y económica de los residuos domésticos, pacientemente preparada por una amplia educación medioambiental en las escuelas. Esta conciencia ecológica se alimenta entre los adultos a través de un amplio abanico de campañas de información sostenidas, la formación de intermediarios competentes y la implicación de los ciudadanos, que tienen un interés directo en reducir los costes fijando una tasa individualizada en función de la cantidad de residuos que producen. De este modo se crea una red de recogida operativa y eficaz, desde el hogar hasta el gran distrito urbano.
Creo que una de las mejores cosas de escribir online es que el lector (usted) puede dar su opinión, y que el autor (mi equipo y yo) puede recibir "feedback". Pero todo empieza con un comentario suyo:
Básicamente, se identifican contenedores individuales, divididos en compartimentos selectivos, para cada hogar (cartón, periódicos/revistas, plástico reciclable, metales, residuos). Además, cada barrio dispone de una serie de contenedores especializados complementarios para afinar la clasificación de los materiales reciclables (periódicos/papel de oficina, madera, chatarra pequeña y grande) o reutilizables (zapatos, ropa), para agrupar los artículos reciclables voluminosos (metales y madera en función del tamaño) o peligrosos (productos químicos, plásticos diversos, PVC). En varios barrios existe un puesto de información abierto al público y a los jóvenes en particular. Desde 1990, los particulares clasifican quince categorías de residuos domésticos. Este esfuerzo de los hogares se ve respaldado por una información individual directa sobre el uso previsto y el destino final del material u objeto seleccionado: el acto de clasificación se ve iluminado por la transparencia de los canales.
Desde 1997, Copenhague, la capital de Dinamarca, que aspira a seguir siendo la primera ciudad verde de Europa, desarrolla un ambicioso programa de Ecociudad que consiste en clasificar todos los residuos domésticos -residuos ordinarios, voluminosos y tóxicos- en treinta fracciones diferentes. El proyecto, que se ha puesto en marcha en varios distritos, ha conseguido que alrededor del 50% en peso de los residuos domésticos se desvíen de la eliminación convencional (incineración o vertedero).
Estos resultados corresponden a una política de valorización polivalente de la energía contenida, de la materia regenerable, de la materia orgánica fertilizante y de la posible reutilización de todos los residuos, con el objetivo de alcanzar prácticamente el vertido cero. Sin embargo, los esfuerzos necesarios y los costes considerables de la recogida diferenciada de residuos han alcanzado sus límites operativos. El proyecto de la Ecociudad era demasiado costoso y no se ha puesto en marcha como estaba previsto. A pesar de ello, sólo se deposita en vertederos el 5% de los residuos totales del país.
Aplicación frenada: el ejemplo de Francia
En Francia, la recuperación de residuos se mantuvo baja hasta el año 2000, con el compostaje y la clasificación/reciclaje representando cada uno menos del 10% del peso de los residuos domésticos producidos. Estos procesos han progresado mucho desde entonces, pero sigue habiendo muchos vertederos.
De hecho, una serie de dificultades específicas de Francia están obstaculizando la eficacia inmediata de la legislación, ya que en 2005 más de un tercio de los residuos seguían enviándose a los vertederos. En primer lugar, existe un antiguo abandono individual del espacio público y una reticencia a seguir una decisión colectiva innovadora. Además, una larga tradición de recogida de basuras a granel (sin clasificación selectiva) y a domicilio ha creado una pasividad, que se ha convertido en habitual y generalizada, con respecto al destino final del contenido del cubo de la basura. Todo el mundo se “encoge de hombros” ante el problema de sus residuos y traslada al servicio municipal su responsabilidad cívica de prevenir el despilfarro y proteger la calidad del entorno colectivo.
Hidrofracturación
Hidrofracturación, Fracturación Hidráulica, o Fractura Hidráulica Hidrofracturación, fracturación hidráulica, o fractura hidráulica es una técnica de estimulación de pozos, comúnmente denominada "fracking", que forma parte de un proceso más amplio de desarrollo de pozos de petróleo y gas no convencionales. Durante la f…
Para fomentar la introducción de estas diversas formas de recuperación de residuos, las autoridades locales se benefician de una reducción significativa del IVA (hasta el 5,5%) sobre el coste de las operaciones (recogida, clasificación, tratamiento final) si ofrecen la recogida selectiva de uno o varios materiales reciclables. Sin embargo, debido a la falta de una buena preparación educativa y cívica, la clasificación no es lo suficientemente rigurosa y requiere una mayor selección antes del reciclaje final. Por ello, los costes de la recogida selectiva y de la eliminación final “limpia” (vertedero, incineración) están aumentando.
En consecuencia, aumenta la parte de los costes de este servicio municipal, ahora obligatorio, que soporta directamente el usuario. Como resultado, podemos entender mejor la necesidad de nuevas medidas legales para reducir los residuos en origen. Esta nueva concienciación brinda la oportunidad de centrarse en iniciativas de recuperación selectiva. Francia puede aprovechar la oportunidad de amplificar los ensayos innovadores que han tenido éxito en el norte y el este, regiones influidas por las acciones pioneras de países fronterizos como los Países Bajos, Alemania y Suiza.
Sin embargo, el sur de Francia se resiste especialmente al uso de técnicas de tratamiento selectivo. Por ejemplo, Marsella sigue vertiendo sus residuos mezclados, transportados en trenes especiales, en la Crau, donde su “prestigioso” vertedero, abierto al viento del Mistral, alimenta una dispersión regional de residuos volantes. Y la rica Riviera arrastra al mar los fétidos humos de sus cloacas. ¿Son éstos los desafortunados efectos de un clima suave que ablanda nuestra determinación? ¿O la negligencia culpable de un proyecto de desarrollo público aplazado en una franja costera saturada por la especulación económica y residencial?
Aplicación tardía en el sur y el este de Europa
Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características en 2024 o antes, y el futuro de esta cuestión):
Las formas de tratamiento de residuos utilizadas reflejan tanto el nivel medio de conciencia ecológica como el nivel de recursos económicos e instalaciones para una gestión de residuos limpia y con valor añadido. La incineración y el compostaje representan la innovación, mientras que el vertido representa una tradición a veces difícil de superar.
En el sur de Europa, una tasa de recuperación en torno al 50% es señal de un desarrollo económico más avanzado en las penínsulas ibérica e italiana que en los Balcanes, donde más del 90% de los residuos siguen depositándose en vertederos. En Europa del Este, la mayor industrialización de la República Checa se refleja en un menor nivel de eliminación en vertederos (80%) que en los países más orientales (>90%).